Una etiqueta o estereotipo genera prejuicios y los refuerzan, los prejuicios influyen en las emociones y en nuestros actos de acercamiento o exclusión, con todo ello se refuerza un orden de cosas dentro de la sociedad, que puede permanecer por generaciones y hacer mucho daño.
Las etiquetas y estereotipos son el resultado del esfuerzo de las personas por darle sentido, justificación y encontrarle significado a la realidad que les rodea, a las personas que consideran diferentes de sí, ya sea por su origen étnico, su cultura, su estatus social y económico, su edad y cualquier otra condición. Son ideas expresadas en palabras e imágenes, que generan y refuerzan emociones como el desprecio, el miedo e incluso la ira, así como acciones de rechazo, aislamiento y oposición.
¿Hay etiquetas buenas o malas?
Hay etiquetas. El significado de las mismas y la actuación en consecuencia es lo que podría considerarse bueno o malo. El mismo uso de términos como bueno o malo termina entrañando una calificación de las cosas, de las personas y del mundo, que dependerá de a qué se aplique, en qué sentido y con qué fin. Con términos como negro, pobre, extranjero y otros, sucede lo mismo.
¿Qué se puede hacer cuando se cree en esta etiqueta y se quiere superar un obstáculo?
Las etiquetas funcionan como un hechizo o conjuro, una norma o idea aceptada como verdadera, en ocasiones, a niveles profundos de la persona. Es muy importante comenzar por darnos cuenta de dichas etiquetas en nosotros y reconocer el poder que han tenido, al tiempo de pensar que lo contrario a ellas también es posible. Posible para nosotros, por lo que lo aprendido e interiorizado se puede desaprender, recordando que ser persona humana es mucho más que una etiqueta, un estereotipo, creencia o comportamiento.
En el caso de los niños se ven mucho estos estereotipos en las aulas y grupo de amigos. Cuando se genera la exclusión por este tema ¿qué se puede hacer?
Las escuelas, como las familias y otros adultos, que son referentes para los niños y las niñas, tienen un rol central en el proceso de socialización y en la creación de etiquetas y estereotipos. A veces por acción, otras por omisión. Enseñar y ayudar a desarrollar en la práctica cotidiana competencias básicas como el pensamiento crítico, la calma (que incluyen el autoconocimiento y el manejo inteligente de las emociones), la compasión (que incluye la empatía y aceptación del otro), así como la comunicación interpersonal, la colaboración y el civismo, son un rol primordial de docentes y directivos de escuelas.
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